Un día, unas niñas iban al colegio. Tenían que cruzar una carretera con su madre. A la madre la llamaron urgentemente del trabajo, y les dijo a las niñas que tenían que cruzar solas, pero que ante todo miraran a ambos lados. Las niñas obedecieron.
Cuando la madre se iba a ir, oyó un golpe muy fuerte detrás
de ella. Eran sus hijas, habían sido atropelladas por un camión. Desgraciadamente, las dos habían muerto.
Cuatro años más tarde la madre, aún joven,
vivía en la misma casa cerca de la carretera y no olvidaba ningún día a
sus dos gemelas. Afortunadamente, había vuelto a tener hijos, y
casualmente eran dos gemelas. Además, eran muy parecidas a las que
murieron atropelladas. Esto hacía que la madre olvidara en parte ese
trágico suceso.
Pero la fatalidad estuvo a punto de volver a la familia, a pesar de prohibirles expresamente acercarse a la carretera.
Un día las dos niñas estaban jugando y decidieron cruzar la carretera.
No venía nadie en ningún sentido, no había peligro. En el último momento
apareció su madre que chillando muy alterada, les dijo que no cruzaran,
a lo que las niñas respondieron al unísono:
- Si no pensábamos cruzar,... ya nos atropellaron una vez y no volverá a ocurrir nunca más…
La madre no creía lo que acababa de oir...
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